
Las gominolas (golosinas, chucherías, dulces o como queramos llamarlas) están buenas. Eso no lo va a negar nadie. Son atractivas al ojo infantil, eso es cierto. De hecho, esa terrible combinación es lo que las hace irresistibles, imagino: un niño encerrado una noche en una tienda de gominolas es niño muerto por ingesta brutal de gominolas. ¿Y quién podría culparle? Yo no…
Pero por el bien de sus dientes, su aparato intestinal, sus arterias, su páncreas, en fin, por su salud, hay que contenerse. Siempre preocupados por la alimentación, existen un montón de alternativas para no tener que convertirlos en ascetas desde pequeñitos. Alternativas a las gominolas que están buenas de verdad, no les vamos a dar a mascar un brote de brócoli, tranquilos.
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